Este tipo
de metodología se ocupa del estudio de una problemática social específica que
requiere solución y que afecta a un determinado grupo de personas, sea una
comunidad, asociación, escuela o empresa.
Es
apropiada para aquellos que realizan investigaciones en pequeña escala,
preferentemente en las áreas de educación, salud y asistencia social e incluso
en administración. Constituye un método idóneo para emprender cambios en las
organizaciones (Blaxter, Hughes y Tight, 2000), por lo que es usada por aquellos investigadores
que han identificado un problema en su centro de trabajo y desean estudiarlo
para contribuir a la mejora (Bell, 2005).
Según Creswell (2014, p. 577), la investigación acción “se
asemeja a los métodos de investigación mixtos, dado que utiliza una colección
de datos de tipo cuantitativo, cualitativo o de ambos, sólo que difiere de
éstos al centrarse en la solución de un problema específico y práctico”. El
mismo autor clasifica básicamente dos tipos de investigación acción: práctica y
participativa. La siguiente tabla describe las principales características de
una y otra.
Investigación-acción
Práctica
|
Participativa
|
Estudia
prácticas locales (del grupo o comunidad)
|
Estudia temas sociales que constriñen las vidas
de las personas de un grupo o comunidad
|
Involucra
indagación individual o en equipo
|
Resalta la colaboración equitativa de todo el
grupo o comunidad
|
Se
centra en el desarrollo y aprendizaje de los participantes
|
Se enfoca en cambios para mejorar el nivel de vida
y desarrollo humano de los individuos
|
Implementa
un plan de acción (para resolver el problema, introducir la mejora o generar
el cambio)
|
Emancipa a los participantes y al investigador
|
El
liderazgo lo ejercen conjuntamente el investigador y uno o varios miembros
del grupo o comunidad
|
-
|
Tomada de Creswell, (2005). Educational
research. Planning, conducting and evaluating quantitative and qualitative
research. USA:
Pearson.
El
proceso de la investigación acción está estructurado por ciclos y se caracteriza
por su flexibilidad, puesto que es válido e incluso necesario realizar ajustes
conforme se avanza en el estudio, hasta que se alcanza el cambio o la solución
al problema. De acuerdo con Hernández, Fernández y Baptista (2014), enseguida
se enlistan los ciclos del proceso:
1. Detección y diagnóstico del
problema de investigación.
2. Elaboración del plan para
solucionar el problema o introducir el cambio.
3. Implementación del plan y
evaluación de resultados.
4. Realimentación, la cual conduce a
un nuevo diagnóstico y a una nueva espiral de reflexión y acción.
Los
mismos autores describen las implicaciones de cada ciclo. En el primero de
ellos, es importante considerar que la detección del problema exige conocerlo a
profundidad a través de la inmersión en el contexto a estudiar, para comprender
ampliamente quiénes son las personas involucradas, cómo se han presentado los
eventos o situaciones y lograr claridad conceptual del problema a investigar e
iniciar con la recolección de datos. Una vez recolectada la información, el
análisis de los datos se puede llevar a cabo con el apoyo de mapas
conceptuales, diagramas causa-efecto, matrices, jerarquizaciones, organigramas
o análisis de redes. El paso siguiente es elaborar un reporte con el
diagnóstico a partir de la información analizada, que es presentado a los
participantes para validar la información y confirmar hallazgos.
Enseguida
se pasa al segundo ciclo, que consiste en la elaboración del plan para
implementar cambios o soluciones a los problemas detectados. En el tercer ciclo
se aplica el proyecto. El investigador debe dedicarse a recolectar datos de
manera continua para evaluar cada tarea desarrollada y retroalimentar a los
participantes mediante sesiones donde recupera a su vez las experiencias y
opiniones de estos. A partir de la información obtenida permanentemente, se
redactan reportes parciales que se utilizan para evaluar la aplicación del
plan. Luego, con base en estas evaluaciones, se llevan a cabo los ajustes
necesarios, se redefine la problemática y se desarrollan nuevas hipótesis. Una
vez más, se implementa lo planeado y se realiza un nuevo ciclo de
realimentación. (Hernández, R. et al., 2014).
Investigación-acción
participativa
Una
vertiente de la metodología de investigación-acción que ha modificado la
concepción tradicional en que se estudia a las personas como objeto de
investigación es la investigación-acción participativa. Esta se caracteriza por
atender de manera directa a los intereses del universo que estudia (Alcocer, 1998).
Dada su
naturaleza, esta metodología es aplicable en las ciencias sociales. Bernal (2010) refiere que su aplicación
ha adquirido fuerza en los países en vías de desarrollo, toda vez que propicia
la participación de la comunidad en los procesos de transformación propios. Por
ello es utilizada en las áreas de la sociología, educación, medicina,
administración y economía, cuando se trabaja con proyectos de desarrollo
comunitario. También es aplicable en las empresas y organizaciones que buscan
generar transformaciones desde el punto de vista de la mejora continua.
Según
Creswell, la investigación acción participativa “implica una inclusión completa
y abierta de los participantes en el estudio, como colaboradores en la toma de
decisiones, comprometiéndose como iguales para asegurar su propio
bienestar” (2012, p.
583). Esta es
la principal particularidad de esta vertiente metodológica. Es de este modo
como los individuos que conforman el grupo de estudio colaboran activamente
como integrantes del equipo que dirige la investigación, de tal manera que se
conjunta el trabajo del equipo de investigadores expertos -cuya función es la
de dinamizar el trabajo como facilitadores- y el grupo o comunidad, que funge
como autogestor del proyecto y transformador de su propia realidad (Bernal, 2010).
El diseño
metodológico que en términos generales conlleva la investigación-acción
participativa puede resumirse en tres fases (Bernal, 2010):
1. Fase inicial o de contacto con la
comunidad. Aquí se lleva a cabo el primer encuentro con la comunidad para conversar
con la gente y motivarle a participar. Una vez que acceden, se organiza el
trabajo de detección de necesidades o problemáticas, con el propósito de dar
una solución.
2. Fase intermedia o de elaboración
del plan. En esta etapa se plantean los objetivos por alcanzar, se asignan
tareas y responsabilidades, técnicas de recolección de información como
reuniones, diarios de campo, entrevistas, sociodramas, observación participante
estructurada, diálogos anecdóticos, entre otras.
3. Fase de ejecución y evaluación
del estudio. Debido a que el proyecto debe concluirse con la obtención de la
solución al problema, es necesario que exista retroalimentación constante de
los avances y ajustes en las acciones, de tal manera que se alcancen los
objetivos propuestos.
Es importante
mencionar que el grupo de investigadores debe involucrarse desde el inicio con
la comunidad, de tal manera que se fomente la confianza en el proyecto y que se
comprenda que su realización es para beneficio de la comunidad, en un esfuerzo
por transformar su realidad.
Referencias
Alcocer, M. (1998). Investigación acción
participativa. En: J. Galindo (Coord.), Técnicas de investigación en
sociedad, cultura y comunicación (pp. 433-441). México: Consejo
Nacional para la Cultura y las Artes/Addison Wesley Longman de México.Bell, J.
(2005). Cómo hacer tu primer trabajo de investigación. (Roc Filella
Escolá, trad.). México: Gedisa. (Trabajo original publicado en 1999).Bernal, C.
(2010). Metodología de la investigación. Colombia: Pearson
Educación.Creswell, J. (2012). Educational research. Planning,
conducting and evaluating quantitative and qualitative research. [Investigación educativa. Planeación, conducción y
evaluación en investigación cuantitativa y cualitativa]. (4ª ed). USA: Pearson.
Recuperado de: https://goo.gl/tNzcbuHernández, R.,
Fernández, C., Baptista, P. (2014). Metodología de la investigación.
México: Mc Graw Hill Educación.
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